pronađen 76 Rezultati za: Job

  • Una vez concluido el ciclo de los festejos, Job los hacía venir y los purificaba; después se levantaba muy de madrugada y ofrecía un holocausto por cada uno de ellos. Porque pensaba: "Tal vez mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en su corazón". Así procedía Job indefectiblemente. (Job 1, 5)

  • Entonces el Señor le dijo: "¿Te has fijado en mi servidor Job? No hay nadie como él sobre la tierra: es un hombre íntegro y recto, temeroso de Dios y alejado del mal". (Job 1, 8)

  • Pero el Adversario le respondió: "¡No por nada teme Job al Señor! (Job 1, 9)

  • llegó un mensajero y dijo a Job: "Los bueyes estaban arando y las asnas pastaban cerca de ellos, (Job 1, 14)

  • Entonces Job se levantó y rasgó su manto; se rapó la cabeza, se postró con el rostro en tierra (Job 1, 20)

  • En todo esto, Job no pecó ni dijo nada indigno contra Dios. (Job 1, 22)

  • Entonces el Señor le dijo: "¿Te has fijado en mi servidor Job? No hay nadie como él sobre la tierra: es un hombre íntegro y recto, temeroso de Dios y alejado del mal. Él todavía se mantiene firme en su integridad, y en vano me has instigado contra él para perderlo". (Job 2, 3)

  • El Adversario se alejó de la presencia del Señor, e hirió a Job con una úlcera maligna, desde la planta de los pies hasta la cabeza. (Job 2, 7)

  • Job tomó entonces un pedazo de teja para rascarse, y permaneció sentado en medio de la ceniza. (Job 2, 8)

  • Pero él le respondió: "Hablas como una mujer insensata. Si aceptamos de Dios lo bueno, ¿no aceptaremos también lo malo?". En todo esto, Job no pecó con sus labios. (Job 2, 10)

  • Tres amigos de Job se enteraron de todos los males que le habían sobrevenido, y llegaron cada uno de su país. Eran Elifaz de Temán, Bildad de Súaj y Sofar de Naamá, los cuales se pusieron de acuerdo para ir a expresarle sus condolencias y consolarlo. (Job 2, 11)

  • Después de esto, Job rompió el silencio y maldijo el día de su nacimiento. (Job 3, 1)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina