1. Señor, te llamo, ven a mí sin demora, oye mi voz cuando te grito.

2. ¡Suba a ti mi oración como el incienso, mis manos que a ti levanto sean como la ofrenda de la tarde!

3. Pon, Señor, una guardia ante mi boca y vigila la puerta de mis labios.

4. Mi corazón no inclines a obras malas, que en negocios oscuros no me meta con los que hacen el mal. ¡No me dejes probar sus golosinas!

5. Que el justo me golpee y me corrija y el óleo de los malos no luzca en mi cabeza. mi oración denunciará siempre sus crímenes.

6. Sus jefes fueron echados desde el peñón, comprendieron entonces que hablaba con bondad;

7. cuando la tierra se abrió a sus pies, sus huesos tapizaron la entrada del infierno.

8. Adonai Señor, hacia ti vuelvo mis ojos, en ti me refugio, no expongas mi vida.

9. Protégeme del lazo que me han tendido, de las trampas de los que hacen el mal.

10. Que en sus propias redes caigan los impíos mientras que sólo a mí se me abre paso.





Como distinguir uma tentação de um pecado e como estar certo de que não se pecou? – perguntou um penitente. Padre Pio sorriu e respondeu: “Como se distingue um burro de um homem? O burro tem de ser conduzido; o homem conduz a si mesmo!” São Padre Pio de Pietrelcina