1. Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. En octava. Salmo de David.

2. Señor, no me reprendas por tu enojo ni me castigues por tu indignación.

3. Ten piedad de mí, porque me faltan las fuerzas; sáname, porque mis huesos se estremecen.

4. Mi alma está atormentada, y tú, Señor, ¿hasta cuándo...?

5. Vuélvete, Señor, rescata mi vida, sálvame por tu misericordia,

6. porque en la Muerte nadie se acuerda de ti, ¿y quién podrá alabarte en el Abismo?

7. Estoy agotado de tanto gemir: cada noche empapo mi lecho con llanto, inundo de lágrimas mi cama.

8. Mis ojos están extenuados por el pesar y envejecidos a causa de la opresión.

9. Apártense de mí todos los malvados, porque el Señor ha oído mis sollozos.

10. El Señor ha escuchado mi súplica, el Señor ha aceptado mi plegaria.

11. ¡Que caiga sobre mis enemigos la confusión y el terror, y en un instante retrocedan avergonzados!





Uma filha espiritual perguntou a Padre Pio: “O Senhor cura tantas pessoas, por que não cura esta sua filha espiritual?” Padre Pio respondeu-lhe em voz baixa: “E não nos oferecemos a Deus?” São Padre Pio de Pietrelcina