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  • Yo tenderé mi red sobre él y él quedará preso en mi trampa. Lo llevaré a Babilonia, la tierra de los caldeos, pero no la verá y morirá allí. (Ezequiel 12, 13)

  • Pero Oholibá fue más lejos todavía con sus prostituciones: vio unos hombres esculpidos en el muro, imágenes de caldeos pintadas de rojo, (Ezequiel 23, 14)

  • a los babilonios y a todos los caldeos, a los de Pecod, de Soa y de Coa -y con ellos, a todos los asirios- jóvenes atrayentes, gobernadores y prefectos, escuderos, guerreros y jinetes. (Ezequiel 23, 23)

  • a algunos jóvenes sin ningún defecto físico, de buena presencia, versados en toda clase de sabiduría, dotados de conocimiento, inteligentes y aptos para servir en el palacio del rey, a fin de que se los instruyera en la literatura y en la lengua de los caldeos. (Daniel 1, 4)

  • El rey mandó llamar a los magos, los adivinos, los hechiceros y los caldeos, para que le explicaran sus sueños. Ellos fueron a presentarse delante del rey, (Daniel 2, 2)

  • Los caldeos respondieron al rey: "¡Viva el rey eternamente! Di a tus servidores lo que has soñado, y nosotros expondremos la interpretación". (Daniel 2, 4)

  • Pero el rey tomó la palabra y dijo a los caldeos: "Mi decisión ya está tomada: si no me dan a conocer el sueño y su interpretación, ustedes serán cortados en pedazos y sus casas quedarán reducidas a un basural. (Daniel 2, 5)

  • Los caldeos respondieron delante del rey, diciendo: "No hay ningún hombre sobre la tierra que pueda exponer lo que pide el rey, ya que ningún rey, por grande y poderoso que sea, ha pedido jamás una cosa semejante a un mago, adivino o caldeo. (Daniel 2, 10)

  • En ese mismo momento, se acercaron unos caldeos y acusaron a los judíos. (Daniel 3, 8)

  • y al extenderse, abrasó a los caldeos que se hallaban alrededor del horno. (Daniel 3, 48)

  • Se presentaron los magos, los adivinos, los caldeos y los astrólogos, y yo conté el sueño delante de ellos, pero ellos no me hicieron conocer la interpretación. (Daniel 4, 4)

  • El rey gritó con fuerza que hicieran venir a los adivinos, a los caldeos y los astrólogos. Y tomando la palabra, dijo a los sabios de Babilonia: "Cualquiera que lea la inscripción y me la interprete, se vestirá de púrpura, llevará un collar de oro en su cuello, y ocupará el tercer puesto en el reino". (Daniel 5, 7)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina