Encontrados 68 resultados para: murallas

  • Abriste brechas en todas sus murallas, redujiste a escombros todas sus fortalezas; (Salmos 89, 41)

  • En aquel tiempo, levantaron alrededor del monte Sión altas murallas y torres poderosas, para que los extranjeros no vinieran otra vez y lo pisotearan como lo habían hecho antes. (I Macabeos 4, 60)

  • Además, habían destruido la Abominación que él había erigido sobre el altar de Jerusalén y habían rodeado el Santuario de altas murallas como antes, haciendo lo mismo con Betsur, que era una de las ciudades del rey. (I Macabeos 6, 7)

  • Al volver a Jerusalén, Báquides comenzó a fortificar algunas ciudades en Judea: las fortalezas de Jericó, Emaús, Betjorón, Betel, Tamnatá, Faratón y Tefón, protegiéndolas con altas murallas, puertas y cerrojos. (I Macabeos 9, 50)

  • En el segundo mes del año ciento cincuenta y tres, Álcimo mandó derribar las murallas de la parte interior del Santuario, destruyendo así la obra de los profetas. Pero al comenzar la demolición, (I Macabeos 9, 54)

  • Ordenó a los constructores que reconstruyeran las murallas y que rodearan el monte Sión con un muro de piedras talladas, y así lo hicieron. (I Macabeos 10, 11)

  • También estarán a cargo del rey la construcción de las murallas de Jerusalén y la fortificación de su recinto, lo mismo que la reconstrucción de las murallas en las ciudades de Judea". (I Macabeos 10, 45)

  • También resolvió elevar las murallas de Jerusalén y levantar un gran muro entre la Ciudadela y el resto de la ciudad, a fin de separarlas, de manera que la Ciudadela quedara aislada y sus habitantes no pudieran comprar ni vender. (I Macabeos 12, 36)

  • Simón, por su parte, reparó las fortalezas de Judea, las rodeó de altas torres y de grandes murallas con puertas y cerrojos, y almacenó víveres en ellas. (I Macabeos 13, 33)

  • El resto de las acciones de Juan, sus guerras y las hazañas que llevó a cabo, las murallas que construyó, sus hechos y sus gestas, (I Macabeos 16, 23)

  • Los atacaron resueltamente y se apoderaron de las fortalezas, haciendo retroceder a todos los que combatían en las murallas y degollando a cuantos caían en sus manos. Así mataron por lo menos a veinte mil. (II Macabeos 10, 17)

  • Todos bendijeron unánimemente al Dios misericordioso, y se enardecieron de tal manera, que estaban dispuestos a acometer, no sólo contra los hombres, sino también contra las bestias más feroces y aun contra murallas de hierro. (II Macabeos 11, 9)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina