Encontrados 87 resultados para: Reinado de Roboão

  • Joás tenía siete años cuando inició su reinado. (II Reyes 12, 1)

  • El segundo año de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel, inició su reinado Amasías, hijo de Joás, rey de Judá. (II Reyes 14, 1)

  • El año vigésimo séptimo de Jeroboám, rey de Israel, inició su reinado Azarías, hijo de Amasías, rey de Judá. (II Reyes 15, 1)

  • El quincuagésimo año de Azarías, rey de Judá, inició su reinado sobre Israel, en Samaría, Pecajías, hijo de Menajém, y reinó dos años. (II Reyes 15, 23)

  • El segundo año de Pécaj, hijo de Remalías, rey de Israel, inició su reinado Jotám, hijo de Ozías, rey de Judá. (II Reyes 15, 32)

  • El decimoséptimo año de Pécaj, hijo de Remalías, inició su reinado Ajaz, hijo de Jotám, rey de Judá. (II Reyes 16, 1)

  • El tercer año de Oseas, hijo de Elá, rey de Israel, inició su reinado Ezequías, hijo de Ajaz, rey de Judá. (II Reyes 18, 1)

  • El año decimoctavo de su reinado, el rey Josías envió al secretario Safán, hijo de Asalías, hijo de Mesulám, a la Casa del Señor, con este encargo: (II Reyes 22, 3)

  • y Joaquín, rey de Judá, se rindió al rey de Babilonia junto con su madre, sus servidores, sus príncipes y sus eunucos. El rey de Babilonia los tomó prisioneros en el año octavo de su reinado. (II Reyes 24, 12)

  • El noveno año del reinado de Sedecías, el día diez del décimo mes, Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó con todo su ejército contra Jeru-salén; acampó frente a la ciudad y la cercaron con una empalizada. (II Reyes 25, 1)

  • Bet Marcabot, Jasar Susím, Bet Birí y Saaraim. Estas fueron sus ciudades hasta el reinado de David. (I Crónicas 4, 31)

  • Estos son los jefes de los Guerreros de David, que lo sostuvieron durante su reinado, y se unieron a todo Israel para hacerlo rey, conforme a la palabra del Señor acerca de Israel. (I Crónicas 11, 10)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina